En la primera infancia, los ritmos generan una sensación de seguridad. Necesitan actos rutinarios para confiar en lo que va a suceder. De este modo, experimentan con conciencia cada momento del día y viven cada periodo con la tranquilidad de saber qué ocurrirá después.
La jornada de la mañana está estructurada siguiendo un ritmo de expansión y recogimiento. Así como las estaciones del año nos llevan a experimentar estas sensaciones de expansión y concentración, acompañamos a los niños y niñas en esta respiración en nuestro ritmo diario.
La bienvenida
Entre las 9:15/9:30 comienza la llegada de las niñas y los niños, que según entran se cambian su calzado de calle por uno más cómodo, para crear un ambiente más hogareño. Las maestras reciben a cada uno con alegría y ternura y van entrando poco a poco a la escuela para reunirse con sus amigos. Las familias que acompañan entran con ellos y forman un corro para cantar juntos una canción de bienvenida. Ahí comienza nuestra jornada juntos.
La actividad artística
Cada día de la semana hay una propuesta artística libre, no dirigida y su duración es indeterminada dependiendo del interés y disposición de cada niño.
Cuando llegan a la escuela, la actividad está sin terminar de preparar para acabar de disponer todo el material delante del ellos. La maestra comienza a cantar suavemente mientras reparte las pinturas, pone el papel de acuarela en el agua, saca los ovillos para coser… y de esta forma, los niños se acercan a la propuesta, atraídos por el canto y el ambiente.
Dibujo con Ceras Stockmar
Pintamos con ceras de abeja teñidas con pigmentos naturales que permiten deslizarse de forma suave y agradable sobre el papel. Cada niño realiza libremente sus formas según el estadio evolutivo en el que se encuentre. Eligen los colores a partir de sus preferencias y su temperamento. Pueden escoger pintar con bloques de colores o con pinturas según van adquiriendo destreza motriz en sus manos.
Las maestras nunca pintamos delante de ellos ya que podría servirles de ejemplo a imitar y crear cierta frustración. Tampoco hacemos ninguna valoración al recibir sus trabajos, simplemente les damos las gracias o les sonreímos. Nosotras nos ocupamos de crear el ambiente para el disfrute artístico mediante suaves canciones que hablan de los colores y de observar, mientras ordenamos sus carpetas, todo el proceso que realizan hasta acabar su tarea. Esto nos ayuda mucho a conocerlos y a poder acompañar en sus necesidades.
Modelado de cera de abeja
Creamos un ritual cálido y sereno donde los niños y niñas se sitúan en un corro de sillas en torno a una pequeña mesa decorada. Repartimos una bolita de cera de abeja de distintos colores mientras cantamos casi en susurros. No damos ninguna indicación, sólo juntamos las manos, cerramos los ojos y le damos nuestro calor. Los pequeños entran en un estado de calma mientras siguen cantando muy suave con nosotras. Poco a poco la cera se va ablandando y pueden empezar a modelar. Es una actividad que conecta con la parte más espiritual, con el silencio interior, con la regulación de su temperatura. Tampoco hacemos formas las maestras que puedan querer imitar, así pueden disfrutar de la tarea con total libertad.
Acuarela Stockmar
Los niños y las niñas se ponen su baby para convertirse en auténticos pintores y se ayudan a abrocharse unos a otros.
Pintan sobre sus tablitas de madera un cuadro con acuarela. Los pigmentos naturales de estas acuarelas les permiten tener una verdadera experiencia con el color. Utilizamos la técnica de “mojado sobre mojado” con la que pueden disfrutar de la fusión de los colores e ir descubriendo los que aparecen tras la unión de algunos de ellos. Por eso sólo tenemos colores primarios (rojo carmín, rojo bermellón, amarillo limón, amarillo dorado, azul de Prusia y azul ultramar) para que puedan formarse el resto de colores del círculo cromático.
Pan
Nos colocamos el delantal y nos disponemos a ser panaderos y panaderas. Elaboramos un pan casero con nuestras propias manos. Para nosotras es importante que los niños y niñas puedan tener experiencias de procesos completos, por lo que comenzamos añadiendo lentamente cada uno de los ingredientes mientras contamos un pequeño relato. Y una vez que repartimos todas las bolitas de masa, comenzamos a amasar mientras cantamos. Es una actividad muy alegre y hogareña que nos transporta a las tareas más tradicionales y nos envuelve en un ambiente de familia alrededor de la mesa. Además, las niñas y niños tienen la oportunidad de trabajar con sus manos ejercitando su motricidad fina, la integración de sus reflejos primitivos y su desarrollo a nivel sensorial. Por supuesto, para poder completar el proceso, lo horneamos y nos lo desayunamos a la mañana siguiente 😉
Costura
El trabajo con la lana nos permite adaptar esta tarea a todas las edades. Cada niño o niña va experimentando y evolucionando de forma que puede ir avanzando en las distintas actividades propuestas. Así, los más pequeños comienzan por un primer contacto con la lana a través del ovillo. Lo huelen, lo deshacen, lo intentan hacer de nuevo, estiran, lo arrastran, juegan a enredarse la hebra por su cuerpo… Y poco tiempo más tarde empiezan a hacer sus primeros caracolillos en parejas.
Más adelante cosen de forma libre y a su ritmo en bastidores con tela de arpillera. Utilizan agujas laneras que ellos mismos enhebran con el color que eligen. Al principio simplemente cruzan puntadas por todo el espacio del bastidor pero cuando ya han cosido un par de cuadros suelen empezar a hacer formas sencillas que se entretienen en decorar (una casa, un corazón, la inicial de su nombre).
El telar es el trabajo más largo y laborioso pero están deseando llegar a tejerlo. Tras muchos días de esfuerzo y mucha dedicación en su elaboración, fabrican con él su primer estuche para las pinturas.
También realizan proyectos que proponen ellos mismos y utilizan cualquier rato libre para continuar con ellos. Algunos de los que han hecho son: colgantes, bolsos, marcos para fotos, tapete con botones, cojines…
El juego libre
El juego es el verdadero trabajo del niño, su herramienta de aprendizaje, su forma de conocer el mundo. Todos los materiales están a su alcance y disposición para que puedan desarrollar un juego autónomo y responsable. Los juguetes se encuentran en grandes cestos repartidos por todo el espacio. En la zona de la casita podemos encontrar todo lo necesario para desarrollar el juego simbólico: utensilios de cocina, alimentos, mercado, cestas, mesa, sillas, manteles, cunas con bebés… Hay otra zona para construcciones con distintos tipos de bloques de madera, trenes, vías, garajes… Si están en la fase de jugar a protagonizar roles diferentes, pueden elegir trajes para vestirse, bolsos, sombreros, telas, caracolillos o coronas con capa. También hay biblioteca con cuentos de textos sencillos y bellas ilustraciones para aquellos momentos más calmados y algunos puzles y rompecabezas. Los conciertos son habituales en la escuelita gracias a la gran variedad de instrumentos musicales.
Los niños y las niñas aprenden a relacionarse negociando, adoptando roles, compartiendo… Es un tiempo para desarrollar sus capacidades y observar sus limitaciones a través del juego en movimiento. Tienen un gran espacio para trabajar la motricidad gruesa y tiempo suficiente para explorar a través de su cuerpo. Pueden disfrutar de juguetes realizados artesanalmente con materiales naturales y algunos objetos de la naturaleza que, por su gran versatilidad, dan lugar a innumerables posibilidades.
Durante el juego libre, las maestras observamos cómo se relacionan, qué tipo de materiales utilizan, cómo planifican su juego,… Es importante que ellos sientan que estamos presentes haciendo algo que, para ellos tenga sentido. Dejando así que sean libres para desarrollar su juego sin que tengamos que intervenir pero sin ser vigilantes de sus actos. Por este motivo, mientras ellos juegan, nosotras elaboramos juguetes que más tarde utilizaremos en la escuela. Esto ayuda a que el cuidado de los materiales sea mayor ya que han visto a sus maestras trabajar durante muchos días en la creación de un muñeco que les hemos entregado con mucho cariño y muestran un gran respeto por ellos.
Cuidamos mucho las transiciones hacia otras actividades, y por eso, lo hacemos todo a través de la música. El momento de la recogida comienza con las maestras en el centro de la sala cantando muy bajito una canción sobre enanitos diligentes que todo lo guardan en su lugar para que los juguetes puedan descansar. Poco a poco, las niñas y niños se van acercando y todos recogemos juntos. Colocar cada material en su cesto es un verdadero trabajo de clasificación. Ordenan los juguetes según su material, su tamaño, su función… Es impresionante ver cómo reconocen las características de cada objeto y lo ponen en el lugar adecuado.
El corro
Una vez que todo está ordenado, hacemos el corro. En él cantamos una canción correspondiente a la época del año que estamos viviendo. Es un momento de alegría para compartir a través de la música, la danza y la interpretación teatral. De esta forma, una vez más a través de la música, cerramos nuestro tiempo de expansión.
El desayuno
Tras nuestro ritual de lavado de manos nos disponemos a disfrutar de un rico desayuno. Los desayunos se preparan en la escuela, son ecológicos, y no tienen elementos alérgenos para que todos los niños puedan tomar lo mismo. Suelen ser fruta combinada con cereales o pan. Los niños intervienen repartiendo y recogiendo el desayuno y durante ese momento comparten sus experiencias y planifican momentos juntos fuera de la escuela.
La salida al parque
Disfrutamos del aire libre en el bonito parque que se encuentra situado frente a la escuela. Allí juegan con la arena, se columpian, corren, trepan, saltan y se divierten en todas las épocas del año. Tienen trajes de agua y botas en la escuela para poder salir a explorar si llueve y así poder disfrutar de los charcos.
En el parque comienzan a descubrir sus capacidades y sus limitaciones. Las maestras servimos de guía y de apoyo indicando dónde deben sujetarse muy fuerte o animando si lo necesitan pero nunca los subimos al castillo o a un columpio si no han llegado por sí mismos. Son capaces de hacerlo si tienen la oportunidad de ir probando sus destrezas a su propio ritmo, sin presiones y sin temor, sólo necesitar tiempo para practicar y acabarán consiguiéndolo con seguridad.
El cuento
Ya de vuelta a la escuela, llega el momento mágico del cuento. Narrado por la maestra o escenificado en teatrillos, contamos historias con un pasado de tradición popular cuyo mensaje deja al niño la serenidad de saber que los conflictos se pueden resolver. Además tienen la oportunidad de observar los arquetipos que muestran los personajes para poder imitar sus actitudes en su vida diaria.
Contamos el mismo cuento durante tres semanas seguidas. Se trata de un cuento elegido por su estructura y su contenido adecuado a las necesidades de estas edades. Buscamos cuentos con un vocabulario exquisito y una descripción rica en detalles que coincida en su enclave con la estación del año que estamos viviendo. Estas narraciones logran que el niño pueda crear un poso de vivencias en su interior, que le ayude a resolver las situaciones cotidianas. Por eso nos parece fundamental dejar que el cuento repose en ellos sin entrar a valorar si les ha gustado o si lo han comprendido.
El último viernes de las tres semanas de cuento, representamos la historia en teatrillo con personajes que las maestras hemos elaborado artesanalmente. De esta forma, les ofrecemos una imagen cuidada y llena de belleza que les entusiasma y sirve como cierre de la etapa antes de pasar al siguiente cuento.
La comida
Comenzamos de nuevo un momento de aseo para disfrutar de la comida del catering ecológico Marisa Fernández. Cantamos juntos en la mesa para agradecer a las cocineras los alimentos y repartimos entre todos los platos y los cubiertos.
El descanso
Los niños y niñas que necesitan descansar, duermen alrededor de una hora en sus camitas. Los demás tienen un tiempo de descanso leyendo cuentos, haciendo puzles o jugando al dominó. Tras este ratito, se reúnen con las maestras para hacer “trabajos especiales”. Cada niño y cada niña eligen su tarea que en su mayoría suelen ser proyectos de costura, tejido, construcción, bricolaje o arte. Pero también hay niños que empiezan a mostrar interés por las letras y necesitan que atendamos esta curiosidad. En este sentido, las maestras nos hemos formado en “Lectoescritura a través del método Waldorf” con Tamara Chuvarovsky y ofrecemos a nuestros niños multitud de recursos y herramientas para un primer acercamiento a las letras y los sonidos. De este modo, recitamos pequeños versos, juegos de dedos, cancioncillas asociadas a dibujos de formas, cuentos, dibujos con letras escondidas,… Ellos se divierten a la vez que empiezan a conocer los fonemas y sus grafías pero cada uno a su ritmo y de forma absolutamente voluntaria en el momento que nace su interés por ello.